¿Alguna vez has sentido que un lugar te susurra historias de siglos pasados? Eso es Ayutthaya. No es solo un conjunto de ruinas; es un eco, un aliento que te envuelve apenas bajas del tren o la furgoneta desde Bangkok. Prepárate para un viaje donde cada paso es una inmersión profunda en la historia de Tailandia.
Imagina esto: el sol de la mañana ya tibio en tu piel, un aire denso con el aroma de la tierra húmeda y algo indescriptiblemente antiguo. Llegas a Wat Mahathat. Te acercas, y el silencio es casi palpable, roto solo por el suave murmullo de las hojas en los árboles o el canto lejano de algún pájaro. Caminas entre los ladrillos rojos desmoronados, sintiendo la textura áspera y porosa bajo tus dedos si los rozas. De repente, lo encuentras: la cabeza de Buda, aprisionada por las raíces de un árbol centenario. Es un momento de asombro puro. Cierras los ojos, y casi puedes sentir la vida que ha pasado por ese lugar, el tiempo estancado en cada fibra de esa madera, en cada partícula de esa piedra. La energía es tan fuerte que te eriza la piel.
Para llegar a Ayutthaya desde Bangkok, la opción más cómoda y local es la furgoneta (minivan) desde la estación de BTS Victory Monument, te deja en el centro. Si buscas algo más auténtico, el tren es lento pero encantador, especialmente la tercera clase, que es baratísima. Una vez allí, la zona central del parque histórico es sorprendentemente compacta. No necesitas un tuk-tuk para todo si te gusta caminar y el calor no te agobia demasiado. Eso sí, lleva mucha agua y un sombrero, el sol tailandés no perdona.
Desde Wat Mahathat, camina unos pocos metros hacia el norte y estarás en Wat Ratchaburana. Aquí, la sensación es diferente. Subes los escalones empinados de su prang principal, y el viento te golpea suavemente la cara, trayendo el olor a polvo y a viejo. Desde arriba, la vista es imponente, ves la extensión de la antigua ciudad, imaginando los templos que una vez se alzaron a tu alrededor. Si te aventuras al interior de la cripta (si está abierta), el aire es fresco y denso, y el eco de tus propios pasos te envuelve, transportándote a un pasado casi tangible. Es un recordatorio de la grandeza y la caída.
Un consejo rápido: si solo tienes un día y quieres una experiencia a pie, olvídate de Wat Chaiwatthanaram o Wat Yai Chai Mongkhon. Son preciosos, sí, pero están al otro lado del río y requieren transporte, rompiendo la fluidez de un recorrido a pie. Céntrate en el parque histórico central. Para comer, busca los pequeños puestos de comida callejera cerca de los templos; el *pad Thai* o el *boat noodle* de Ayutthaya son legendarios y económicos. Y no te olvides de llevar ropa modesta (hombros y rodillas cubiertos) por respeto a los lugares sagrados. La mejor hora para visitar es a primera hora de la mañana, antes de que el sol sea implacable y lleguen las multitudes.
Para el gran final, dirígete a Wat Phra Si Sanphet y el cercano Viharn Phra Mongkhon Bophit. Es el corazón ceremonial de la antigua Ayutthaya. Aquí, el espacio se abre, y las tres enormes chedis (estupas) se alzan majestuosas. El sol, ahora más alto, baña las ruinas con una luz dorada. Sientes la inmensidad del lugar, la energía de lo que fue un palacio real. En Viharn Phra Mongkhon Bophit, el aire es denso con el incienso, y escuchas el suave murmullo de las oraciones. Te acercas al gigantesco Buda de bronce, y la devoción en el aire es casi palpable. Es un cierre perfecto, una mezcla de solemnidad y paz, que te deja con una profunda sensación de conexión con este lugar mágico.
Tu ruta a pie por Ayutthaya
1. Empieza por la mañana temprano: Wat Mahathat (la cabeza de Buda en el árbol).
2. Sigue a pie: Wat Ratchaburana (justo al lado de Mahathat).
3. Para el final: Wat Phra Si Sanphet y el Viharn Phra Mongkhon Bophit (también muy cerca uno del otro).
4. ¿Qué saltar si vas a pie? Templos más alejados como Wat Chaiwatthanaram o Wat Yai Chai Mongkhon, a menos que decidas alquilar una bici o un tuk-tuk para un tramo.
5. ¿Qué guardar para el final? Sin duda, la grandiosidad de Wat Phra Si Sanphet. Es el broche de oro.
Espero que tu viaje a Ayutthaya sea tan inolvidable como el mío.
Olya from the backstreets