¿Preparada para una aventura que te va a volar la cabeza? Si estás en Las Vegas y sientes esa llamada del desierto, te voy a llevar de la mano a un lugar que te va a cambiar la perspectiva: el Parque Nacional del Valle de la Muerte. No es solo un paisaje, es una experiencia que se te mete en los huesos. Imagina que salimos de la brillante locura de Las Vegas, y poco a poco, el asfalto da paso a una inmensidad que te hace sentir minúscula. La carretera es larga, sí, pero cada kilómetro te sumerge más en un silencio que rara vez encuentras, un silencio que te envuelve y te prepara para lo que viene.
Una vez que llegues, el primer lugar al que te llevaría, sin dudarlo, es Badwater Basin. Baja del coche y prepárate. Lo primero que te golpea es el calor, sí, pero no un calor cualquiera; es un calor seco que te abraza por completo, como si el aire mismo te estuviera respirando. Cierra los ojos por un momento y concéntrate en el sonido: el crujido suave de los cristales de sal bajo tus pies, un sonido que te dice que estás en el punto más bajo de Norteamérica. Abre los ojos y mira: un blanco cegador que se extiende hasta el horizonte, tan brillante que parece irreal. Si extiendes la mano, puedes sentir la textura áspera y cristalina de la sal, un recordatorio de un lago antiguo que una vez cubrió este lugar. Te sentirás pequeña, insignificante, pero a la vez conectada con algo mucho más grande y eterno.
Para que disfrutes al máximo de Badwater Basin, y de todo el parque, la clave es la preparación. Lleva, y esto te lo digo como si te lo estuviera texteando, *mucha* agua. No es una sugerencia, es una obligación. Al menos 4 litros por persona para un día completo. Y lleva una gorra o sombrero de ala ancha, gafas de sol y protector solar de alto factor. Para los pies, unas zapatillas de senderismo cómodas y transpirables son perfectas; las sandalias abiertas no te van a servir por el calor de la sal y el terreno irregular. El mejor momento para ir a Badwater es a primera hora de la mañana o al atardecer, cuando el sol es menos intenso. Evita las horas centrales del día, el calor es brutal. Y sí, puedes caminar bastante por la planicie de sal, pero no te alejes demasiado de la pasarela principal, es fácil perder la noción de la distancia en esa inmensidad.
Después de sentir la inmensidad de Badwater, sube de nuevo al coche y te llevaría a Zabriskie Point. La carretera serpentea un poco, ascendiendo gradualmente, y de repente, se abre ante ti una vista que parece de otro planeta. Es un mirador, así que el paseo es corto, solo unos metros cuesta arriba desde el parking. Pero una vez que llegas al borde, el viento te susurra al oído mientras observas un paisaje de colinas onduladas, de tonos ocre, amarillo y marrón, esculpidas por millones de años de erosión. No hay árboles, no hay vegetación densa, solo la pura geología. Imagina el silencio, solo roto por el viento que juega con tu pelo y el sonido distante de tu propia respiración. Es un lugar para quedarse en silencio, para que tus ojos se acostumbren a la paleta de colores y para sentir la antigüedad de la tierra bajo tus pies.
Desde Zabriskie Point, puedes tomar un desvío corto por Artist's Drive, si te apetece un paseo panorámico en coche. Es una carretera de un solo sentido, con subidas y bajadas suaves, que te lleva a través de formaciones rocosas de colores sorprendentes, como si alguien hubiera pintado las montañas con tonos verdes, azules y rosados. No hay necesidad de bajarse en cada punto, puedes disfrutarlo desde la ventanilla. Pero el siguiente punto "caminable" que te recomendaría es Mesquite Flat Sand Dunes. Para llegar, es un trayecto en coche desde Zabriskie, en dirección a Furnace Creek y luego hacia Stovepipe Wells. No te preocupes, el camino está bien señalizado.
Y ahora, para el gran final, Mesquite Flat Sand Dunes. Aquí, la sensación es completamente diferente. Baja del coche y siente la arena fina y suave bajo tus pies, cálida pero no quemante si vas al atardecer. Puedes quitarte los zapatos y caminar descalza si te apetece. El silencio aquí es distinto al de Badwater; es un silencio más suave, roto solo por el susurro del viento que mueve la arena y dibuja patrones efímeros en las dunas. Sube una de las dunas, no necesitas ir a la más alta, solo una que te dé una buena perspectiva. Siente el esfuerzo de tus músculos al subir por la arena suelta. Y una vez arriba, mira a tu alrededor: dunas que se extienden en todas direcciones, con sombras alargadas que cambian a cada minuto que el sol baja. Si te quedas hasta el atardecer, verás cómo el cielo se pinta de naranjas, rosas y violetas, y las dunas adquieren un tono dorado profundo. Es mágico.
Para las dunas de Mesquite Flat, lleva calzado que puedas quitarte fácilmente si quieres sentir la arena, o zapatillas que no te importe que se llenen de arena. El mejor momento es, sin duda, el atardecer, y si te atreves, quédate un poco más para ver las estrellas. El cielo en el Valle de la Muerte es uno de los más oscuros del mundo, y la Vía Láctea se ve espectacular. En cuanto a lo que podrías saltarte si vas con poco tiempo y quieres una ruta más "caminable" y enfocada en lo esencial: yo dejaría el Devil's Golf Course para otra ocasión (es interesante, pero muy similar a Badwater en su aspereza y no tan "caminable" como experiencia) y el Ubehebe Crater (está bastante lejos al norte y aunque es impresionante, es más una caminata intensa por un cráter que una experiencia de paseo). Lo que sí te guardaría para el final, y que te dejaría con un recuerdo imborrable, es precisamente el atardecer en las dunas. Es el cierre perfecto para un día de contrastes y asombro. Y recuerda, por muy "amiga" que sea la ruta, siempre llena el tanque de gasolina antes de entrar al parque y avisa a alguien de tu itinerario.
¡Espero que te animes a vivir esta experiencia única!
Sofía la Viajera