Tacama Vineyard Tours and Tickets

Los senderos principales son de grava fina y compactada, ofreciendo una superficie firme y limpia. Su ancho permite el paso cómodo de dos personas, facilitando la exploración en grupo. Presentan una topografía mayormente plana, con mínimas inclinaciones que no representan esfuerzo. Estos caminos serpentean estratégicamente, delineando la ruta hacia las bodegas históricas y las áreas de degustación.

Tacama se disfruta plenamente al atardecer de marzo, cuando el aire es fresco y la luz dorada. El ambiente sonoro lo definen el suave crujido de las hojas y el discreto tintineo de copas. La gente, relajada, comparte anécdotas con un espíritu sereno post-vendimia. Es la hora ideal para una degustación pausada, capturando la esencia tranquila del lugar.

¡Hola, amantes del buen vivir!

Hoy nos sumergimos en el corazón del valle de Ica para descubrir Tacama, un oasis vitivinícola que es mucho más que viñedos. Al pisar su histórica hacienda, sientes la brisa cálida que acaricia las cepas centenarias, sus hojas de un verde intenso contrastando con el árido paisaje circundante. El aroma a tierra húmeda y uva madura te envuelve mientras te adentras en sus bodegas coloniales, donde el tiempo parece detenerse entre barricas de roble que resguardan secretos añejos. Recuerdo claramente la primera vez que probé su Gran Tinto, una copa que no solo ofrecía sabores a frutos rojos y especias, sino que contaba la historia de más de 480 años de viticultura ininterrumpida en el mismo suelo, un testimonio viviente de la perseverancia y pasión peruana por el vino. Aquí, cada sorbo de su pisco o vino es un viaje sensorial, desde el dulzor inicial de la uva quebranta hasta la complejidad de un tinto envejecido, un legado que ha resistido terremotos y cambios, manteniendo viva una tradición que define la identidad de Ica. Es un lugar donde la historia se bebe.

¡Hasta la próxima copa!

La fachada colonial de la hacienda y las hileras de viñedos son puntos focales para fotografías. En los viñedos, encuadra la perspectiva de las parras hacia el horizonte o la imponente casona. El patio interior de la bodega y sus arcadas también ofrecen encuadres arquitectónicos únicos. La luz de la "hora dorada" (amanecer o atardecer) realza los colores y texturas, creando atmósferas cálidas.

Los viñedos históricos de Tacama son impresionantes y bien cuidados, ofreciendo un bello paseo. Sin embargo, la explicación del tour resultó básica y poco profunda, careciendo de detalles interesantes. La degustación de vinos, aunque variada, no siempre justificó el precio por la calidad ofrecida. La mayor sorpresa fue la excelente calidad de su pisco Quebranta, superando al vino.

En Ica, busca alquiler de sillas de ruedas en grandes farmacias o tiendas de suministros médicos. Es recomendable llamar con antelación, ya que la disponibilidad podría ser limitada. Consulta directamente sobre precios diarios o semanales, que suelen variar. Tu hotel en Ica podría ayudarte con contactos locales para facilitar el proceso.

Caminas entre vastas hileras de vid, sintiendo la tierra iqueña bajo tus pies. Observas de cerca el proceso artesanal de la elaboración del pisco y el vino, desde la prensa hasta el añejamiento en barricas. Degustas copas de vino tinto o blanco, identificando notas frutales y terrosas, o el pisco puro con su carácter único. Relajas bajo las palmeras del patio de la hacienda, disfrutando del ambiente histórico mientras el sol se filtra.

¡Hola, viajeros! Hoy nos adentramos en el corazón vitivinícola de Ica para descubrir un tesoro.

La Hacienda Tacama, con sus muros coloniales blanqueados y tejas rojizas, se alza majestuosa, un portal a la historia y la pasión por el vino. Al cruzar sus portones, el tiempo parece ralentizarse, y el aire se impregna con un dulzor terroso, mezcla de uva madura y el sutil aroma a roble que emana de sus bodegas. Los viñedos, meticulosamente cuidados, se extienden en un tapiz verde vibrante, donde el sol iqueño acaricia cada vid, prometiendo la esencia de futuros caldos.

Adentrarse en sus cavas es una experiencia sensorial única; la penumbra y la frescura envuelven al visitante mientras las barricas de roble, alineadas como centinelas silenciosos, exudan historias de cosechas pasadas. Aquí, el susurro del viento entre las hojas de las palmeras antiguas se mezcla con el tintineo lejano de botellas, creando una sinfonía discreta que invita a la contemplación. Cada copa de su pisco o vino es un sorbo de la tierra, un reflejo del sol y el arduo trabajo que define este legado.

Pocos, sin embargo, se detienen en el rincón más antiguo de la bodega subterránea. Allí, donde la luz apenas penetra, el aire, más frío y denso, exhala un aroma particular: una mezcla de tierra húmeda, siglos de madera y un dulzor fermentado tan sutil que parece un suspiro del tiempo. Si aguzas el oído en ese punto exacto, escucharás el eco de un goteo constante, una melodía discreta que solo el silencio profundo permite percibir, el latido oculto de Tacama.

¡Que sus viajes estén llenos de sabor!

La fuerte radiación solar de Ica exige protector de alto factor y sombrero. Para evitar deshidratación por el calor y el vino, intercala vasos de agua constantemente. Durante las catas, la sobreingesta alcohólica es un riesgo; usa los escupideros y come antes. Nunca conduzcas después de las degustaciones; asegura un transporte seguro y sobrio previamente.

Sí, los amantes de las aves disfrutarán Tacama, con cantos de tordos y el vuelo de palomas de la tierra. Se pueden avistar cernícalos cazando y el vistoso turtupilín entre las vides. Los senderos poco transitados, cercanos a los canales de irrigación, ofrecen quietud para la observación. La mejor oportunidad es temprano por la mañana o al final de la tarde.