Los senderos de acceso son de tierra compactada o grava, variando en anchura, mientras que la pasarela superior del acueducto es de piedra original y muy estrecha. Las rutas circundantes presentan suaves pendientes naturales; la parte superior del acueducto, sin embargo, es horizontal y plana. Estos caminos guían a los visitantes desde los aparcamientos hacia la base y los arcos de la estructura romana. Un tramo específico pavimentado permite ascender y recorrer el canal superior, ofreciendo una perspectiva elevada del entorno.

La primavera y el otoño ofrecen un aire suave y una atmósfera relajada, ideal para apreciar su magnitud. Al amanecer, el aire fresco de la mañana realza el silencio, roto solo por el canto de los pájaros, invitando a la contemplación solitaria. Las tardes de verano traen un aire cálido y un murmullo lejano de la ciudad, con visitantes más animados pero aún respetuosos. En invierno, el aire es nítido y el silencio profundo, permitiendo una conexión íntima con la historia sin la distracción de las multitudes.

¡Hola, viajeros! Hoy os llevo a un viaje en el tiempo, a las afueras de Tarragona, donde la historia se alza majestuosa.

El Acueducto de Les Ferreres, conocido popularmente como Pont del Diable, es una maravilla de ingeniería romana que se despliega como una serie de arcos imponentes sobre el Barranc del Diable. Sus dos niveles de arcadas, construidas con sillares de piedra rústica sin argamasa, se funden con el paisaje de pinos y matorral mediterráneo, creando una estampa de fuerza y serenidad. Al acercarse, se percibe el frío de la piedra milenaria bajo la palma de la mano, un testimonio táctil de su resistencia al paso de los siglos. El viento, al silbar entre sus vanos, parece contar historias de la antigua Tarraco, la que una vez fue capital de la Hispania Citerior. La luz del sol juega con las sombras que proyectan sus pilares, realzando la perfección de una construcción que desafía el tiempo y la gravedad. Es una experiencia inmersiva que te conecta directamente con el ingenio y la ambición del Imperio Romano, un lugar donde la arquitectura se convierte en arte funcional.

Este coloso de piedra no era un simple puente, sino la vena vital de Tarraco. Imaginad la ciudad romana, vibrante y bulliciosa, pero siempre a merced de la sed. Cuentan que, al completar la obra, el día en que el agua de la cercana riera de Gaià finalmente fluyó por primera vez a través de sus canales, llegando hasta las fuentes y los baños públicos de la urbe, fue un acontecimiento de júbilo inmenso. Fue la garantía de vida, prosperidad y salubridad para miles de habitantes, transformando un asentamiento costero en una metrópolis floreciente gracias a esta proeza de ingeniería.

Así que, si buscáis un pedazo de historia tangible que os deje sin aliento, el Pont del Diable os espera. ¡No os lo perdáis!

Los visitantes suelen detenerse en la base para capturar la imponente altura de los arcos desde abajo. Desde el sendero lateral, se obtiene una vista panorámica que enmarca toda la estructura entre la vegetación mediterránea. La "hora dorada" al atardecer baña la piedra en tonos cálidos, creando sombras dramáticas bajo los arcos. Caminando por la parte superior, se pueden encuadrar las vistas lejanas de Tarragona a través de los ojos del acueducto; la luz matutina temprana resalta su textura milenaria.

La magnitud romana del acueducto y su excelente estado de conservación son innegables. Por contra, el entorno inmediato carece de servicios, haciendo la visita algo espartana. La mayor sorpresa es la libertad de caminar sobre sus arcos. Esto permite una conexión directa con su prodigiosa ingeniería.

Para alquilar una silla de ruedas o scooter, dirígete a ortopedias en el centro de Tarragona, como Ortopedia Tarraco. Es recomendable contactarles con antelación para asegurar disponibilidad y preguntar por opciones de entrega a la zona del acueducto. Los precios diarios para una silla manual rondan los 10-15€, siendo más elevados para scooters. Pregunta por "alquiler de silla de ruedas" o "scooter de movilidad" para tarifas exactas y condiciones específicas.

Caminas sobre la parte superior del acueducto, sintiendo la altura y la piedra milenaria. Desde sus arcos, observas el valle y la vegetación mediterránea circundante. Exploras a pie la base, pasando bajo sus imponentes pilares de sillería. Buscas el mejor ángulo para fotografiar su grandiosidad y las vistas lejanas.

¡Hola, exploradores de la historia! Hoy os llevo a un monumento que desafía el tiempo, el imponente Acueducto de Les Ferreres en Tarragona.

Al acercarte, la magnitud de esta obra romana te envuelve. Sus arcos dobles se alzan majestuosos sobre el barranco del Diable, una silueta pétrea que recorta el cielo azul mediterráneo. No es solo una estructura; es una proeza de ingeniería, construida con bloques de piedra caliza de color miel que el sol tiñe de oro al atardecer, revelando la precisión de su ensamblaje sin mortero.

Pasear bajo sus imponentes pilares es sentir la frescura que la piedra conserva, incluso en pleno verano. El aire huele a pino y a tierra seca, una fragancia que se mezcla con el eco lejano del viento entre sus vanos. Cada piedra, encajada con una maestría asombrosa, narra una historia de ingenio y perseverancia. La textura rugosa de la mampostería invita a tocarla, a sentir las irregularidades que miles de años han pulido pero no borrado. Desde la cima, el paisaje se abre, revelando la vegetación autóctona y el horizonte que los romanos también contemplaron, imaginando el flujo constante de agua hacia su ciudad.

Pero hay un detalle que pocos notan: si te detienes en el centro del nivel superior y escuchas con atención, entre el susurro del viento, a veces puedes percibir un tenue, casi inaudible, murmullo que parece venir de las profundidades del barranco, como el fantasma del agua que una vez fluyó por aquí.

¡Hasta la próxima aventura en el tiempo!

El Acueducto de Les Ferreres, del siglo I d.C., es una obra romana colosal para abastecer agua a Tarraco. Conocido como Pont del Diable, sus 27 metros de altura y arcos dobles asombran por su ingeniería. Forma parte del Patrimonio Mundial UNESCO, destacando la maestría constructiva sin mortero. Permite caminar por su parte superior, ofreciendo una perspectiva única del monumento y su entorno.

La parte superior del acueducto carece de barandillas completas y su superficie es irregular. Existe riesgo de caídas; camine con calzado adecuado, preste atención al suelo y evite los bordes. Las piedras pueden ser muy resbaladizas con humedad o musgo. Manténgase hidratado en verano; el sol en el parque puede ser intenso.

Sí, el entorno del Pont del Diable atrae aves rapaces como el cernícalo vulgar y pequeños paseriformes como el petirrojo. Escucharán el reclamo del carbonero común o verán vencejos planeando sobre los arcos. Los senderos menos transitados alrededor de la base del acueducto ofrecen puntos de observación ideales y silenciosos. Las primeras horas de la mañana o el atardecer son óptimas para mayor actividad aviar y menos afluencia de visitantes.